¡Bienvenidos a nuestro blog! El día de hoy queremos compartirles un tema muy importante y, que la mayoría de las veces genera confusión. ¿Cuántos de nosotros no hemos creído que los problemas de calidad que presentan nuestros alimentos están asociados a un microorganismo patógeno? Cuando hablamos de inocuidad, abordamos los riesgos que provienen de la probabilidad de la presencia de un microorganismo patógeno. Esto puede tener como origen desde la materia prima o algún mal manejo durante la manipulación posterior al tratamiento térmico. Sin embargo, aumentar la temperatura en un tratamiento térmico no siempre nos va a dar como resultado un producto inocuo y tampoco significa que los microorganismos deteriorativo (los feos) no estén presentes en nuestros alimentos. Generalmente, los microorganismos deteriorativos son más termorresistentes que los patógenos.
A continuación, te compartiremos los conceptos de descomposición de los alimentos y patógenos alimentarios. Parecen similares, pero entender la diferencia es esencial para garantizar la seguridad de nuestros alimentos.
La descomposición de los alimentos es un proceso en el cual los alimentos se deterioran y pierden su calidad debido a factores como tiempo, temperatura y condiciones de almacenamiento. A medida que se descomponen, experimentan cambios en su textura, olor, sabor y apariencia. ¿Qué tenemos como resultado? Una apariencia no agradable debido a la formación de moho, manchas o emisión de olores desagradables. Aunque estos cambios no siempre están asociados a un daño para la salud, consumir alimentos en estado de descomposición pueden causar malestar estomacal y, en algunos casos, vómitos y diarrea.
Pero ¿qué pasa con los patógenos? Estos microorganismos como bacterias, virus o parásitos pueden contaminar los alimentos y provocar enfermedades si se consumen. A diferencias de los deteriorativos, estos son considerados como los malos, ya que no se pueden detectar a simple vista, olfato o sabor. Pueden estar presentes en alimentos frescos, procesados o incluso en agua potable contaminada. Cuando se ingieren, estos microorganismos pueden causar infecciones y enfermedades transmitidas por los alimentos (ETA’S) como salmonelosis, intoxicaciones alimentarias o una infección por E. coli.
Es importante mencionar que la mayoría de los casos de descomposición de alimentos no están asociados a la presencia de patógenos. Sin embargo, es fundamental el mantener prácticas adecuadas de higiene y seguridad alimentaria para evitar los riesgos asociados.
¿Y cómo consumidor, qué puedo hacer? Te daremos 5 claves para evitar y minimizar los riesgos en tus alimentos.
Almacenar los alimentos adecuadamente en el refrigerador o congelador.
Conocer y trazar las fechas de caducidad y/o consumo preferente.
Lavar y desinfectar adecuadamente los utensilios de cocina y las superficies de preparación de alimentos. ¡Evita la contaminación cruzada!
Cocinar los alimentos a la temperatura adecuada para eliminar los posibles patógenos.
Lavarse las manos antes de manipular los alimentos y después de ir al baño.
Aunque la descomposición de alimentos y la presencia de patógenos pueden tener efectos negativos en nuestra salud, es crucial comprender la diferencia entre ambos. En conclusión, la descomposición de alimentos se refiere al deterioro de los alimentos debido a factores como tiempo, condiciones de almacenamiento, mientras que los patógenos son microorganismos que pueden causar enfermedades si se consumen y no se controlan a través de la cadena de suministro o nuestros Puntos Críticos de Control identificados en nuestros HACCP.
Mantener prácticas adecuadas de higiene, conocer nuestros alimentos y los posibles riesgos potenciales nos ayudarán a asegurar la inocuidad de nuestros alimentos.
Si requieres más información sobre cómo establecer tus procesos térmicos evitando la presencia de este tipo de microorganismos, contáctanos en sarai@sialico.com o en contacto@sialico.com
¡Queremos ser tu aliado en el cumplimiento regulatorio sanitario de tus productos!
